Como especialista de Pedagogía Terapéutica tengo la gran suerte de poder entrar cada día en diferentes aulas y compartir momentos especiales con tutores y alumnos. Uno de esos momentos ocurrió el viernes en el aula de 4º de primaria. Niños y Niñas entre 9 y 10 años nos dieron una gran lección , a su tutora, Mercedes, y a mí , a cerca de lo que pueden ser capaces de expresar nuestros alumnos y alumnas cuando se les proporciona un "espacio seguro"( llamo así a un espacio en el que las personas se sienten arropadas a nivel afectivo, con respeto a sus ideas, valoradas desde su individualidad).
En ese espacio que ha creado su Tutora con esfuerzo y cariño, el viernes les propusimos hacer un regalo emocional a sus compañeros. Entendieron rápidamente que no era un regalo material sino que teníamos que expresar algo bueno que pensáramos de la otra persona. Y estos fueron los primeros comentarios:- "A los profesores no nos cuesta decirles cosas bonitas pero si a los compañeros"
- "No estamos acostumbrados a decir cosas buenas a los demás"
Nuestra primera sorpresa fue la expresión de sus caras cuando abrían y leían el papel, caras de alegría y de sorpresa. Y estas son algunas de las emociones que compartieron:
- "Me he alegrado cuando me ha dicho que le gustaba mucho mi corte de pelo porque ningún compañero me había dicho nada".
- "Me he sentido muy bien con las cosas que me ha dicho mi compañera porque nosotras no somos amigas ni jugamos en el patio".
- "Yo no estoy acostumbrado a decir cosas bonitas a mis amigos y me he sentido muy bien haciéndolo".
- "Yo estoy muy contento porque para mí es importante lo que piensa mi amigo de mí"
Y a vosotros, ¿Os cuesta hacer regalos emocionales?